BENIDORM
Benidorm es una ciudad rodeada de leyendas. Alguna vez fue un pequeño pueblo de pescadores en la Costa Blanca y hoy se ha convertido en una auténtica “ciudad de cuento” con rascacielos a orillas del Mediterráneo. Muchos la llaman el “Manhattan español”, y no es casualidad: arquitectura moderna, decenas de edificios altos y la energía inconfundible de un gran destino turístico. Pero Benidorm tiene algo que Nueva York no puede ofrecer: un clima suave, un mar cálido y esa atmósfera relajada de vacaciones eternas.
La primera razón para venir aquí son sus playas. Benidorm tiene dos principales: Levante y Poniente. Levante es el corazón de la ciudad: una playa animada con restaurantes, bares y vida nocturna. Perfecta para quienes disfrutan estando en el centro de la acción. Poniente, en cambio, se extiende varios kilómetros hacia el oeste y es más tranquila: una franja ancha de arena dorada, ideal para familias y para paseos románticos al atardecer. Además, el agua es sorprendentemente limpia, como lo demuestran las “Banderas Azules” que solo reciben las mejores playas de Europa.
La segunda razón son las opciones de ocio para todos los gustos. Benidorm es la capital del espectáculo y la diversión. Aquí se encuentran parques temáticos de nivel internacional: Terra Mítica, donde en un solo día puedes “viajar” por la antigua Roma, Egipto y Grecia; el parque acuático Aqualandia, con toboganes que quitan el aliento; y Mundomar, un paraíso para los amantes de delfines y leones marinos. Al caer la noche, la ciudad cobra vida: cientos de bares, discotecas y restaurantes acogedores hacen que la fiesta parezca no tener fin.
La tercera razón son sus alrededores. Benidorm está estratégicamente situado para explorar la Costa Blanca. A solo 10 minutos se encuentra la pintoresca Villajoyosa con sus casas de colores; a media hora, la histórica Alicante con el castillo de Santa Bárbara; y hacia el interior, pueblos llenos de encanto español como Guadalest o Altea, donde el tiempo parece haberse detenido.
Y por último, el clima. Benidorm disfruta de más de 300 días de sol al año. Incluso en invierno las temperaturas rara vez bajan de los 15 °C, y en verano la brisa marina hace que el calor sea agradable. Por eso llegan turistas de todo el mundo —británicos, escandinavos, entre muchos otros— y muchos deciden quedarse por más tiempo.
Benidorm no es solo un destino de playa. Es un lugar donde puedes descansar, recargar energías y sentir que la vida realmente es colorida. Ya sea un viaje en familia, una escapada romántica o simplemente las ganas de sumergirse en un ambiente festivo interminable, esta ciudad siempre tiene algo con lo que sorprenderte.
¿Buscas sol, mar y una sensación de libertad? Entonces Benidorm es exactamente el lugar al que deberías venir al menos una vez en la vida.
